Ya no quiero vivir cansada
- Laura
- 6 abr 2011
- 2 Min. de lectura
No sé ustedes, pero estoy harta de ir corriendo y con prisa a todos lados. Y ni hablar del cansancio de pesadilla. No voy a profundizar sobre lo obvio (la ciudad es un caos, vivir aquí es imposible, no da tiempo de nada), porque ese rollo está más choteado que las canciones de Luis Miguel. Mejor diré que tengo mucha responsabilidad en esto y debería buscar un remedio. Según veo, hay dos explicaciones para que su servidora vaya por la vida contra reloj y, la mayor parte del tiempo, totalmente agotada:
La falta de energía en mi ser
La sabrosa concha
Y ambas van bien de la manita. La falta de energía es un círculo vicioso. He argumentado muchas veces los típicos "no tengo tiempo para hacer ejercicio", "estoy muy cansada para ir al gimnasio", "a duras penas puedo con trabajo y casa" y ese tipo de frases tan hermosas con las que uno justifica la inactividad. Y mientras menos hago, menos quiero hacer. Respecto a la sabrosa concha, pues es lógico, Si no tengo energía, opto por echar flojera en mi cama todas las mañanas. Los famosos 5 minutos se convierten en media hora más seguido de lo que quisiera. Resultado: yo corriendo como pollo sin cabeza, arreglándome como loca, sin desayunar, echando rayos y centellas en el tráfico y llegando safe al trabajo.
En la noche, regreso a casa en calidad de bulto y caigo en la cama con tanto cansancio, que irónicamente, a veces me cuesta trabajo dormir. Que horror. La realidad es que mientras más movamos el cuerpo más energía tendremos. Y es lógico, todo el organismo se activa y funciona; digestión, corazón, respiración, circulación, todo se pone al tiro. El estrés disminuye, se regula el sueño, y bueno, con la pompa parada y la panza plana, la autoestima va pa' arriba! Sí, el primer día estará muy rudo (bueno, tal vez las primeras semanas), pero después el mismo cuerpo lo va a pedir. Y con la nueva energía que correrá por nuestro ser, ya no sentiremos que levantarnos en la mañana es una mentada de madre, ni que traemos la piedra del Pípila en la espalda al final del día. La concha mañanera será substituida por brincos de la cama y hasta de buenas andaremos. Suena bien, no? Bueno, pues aquí no hay receta mágica. Mi plan es de verdad convencer a mi mente de lo que acabo de escribir y que sé perfectamente, pero que, por alguna esotérica razón (sospecho que flojera), no llevo a la acción.
Después, planeo repasar y adoptar los 5 puntos de los que les platicaba en el post "Ch-ch-ch-changes" y ponerlos en práctica. Espero estar manos a la obra en un mes, cuando mucho. Ya les iré contando sobre mi progreso. De nuevo, les deseo constancia y éxito con sus objetivos. Sé perfectamente el trabajo que cuesta decidir entre gimnasio y ensalada o la cama y pizza, pero también he vivido las mieles de ponerte 2 tallas menos y tener ganas de salir a la calle a bailar y cantar. Así que por ese sentimiento glorioso ¡a energetizar el cuerpo! ¡Bonita semana para todos!
コメント